Hoy me bajaba del colectivo y un ciego venía boyando por la vereda, ignorado por todas esas hormigas que le pasaban por al lado. Nadie lo miraba, nadie le preguntaba si necesitaba ayuda, ¿que perdemos? ¿cinco minutos?. De palabra somos todos defensores de los derechos humanos y caritativos pero las acciones demuestran lo contrario. Resignado, lo ayudé y esas "muchas gracias" me alegraron el día. Esto lo cuento, no para convertirme en santo, sino para agradecerle a otro ciego, a Ray Charles, por su música.
Ray Charles Robinson nació el 23 de septiembre de 1930 en Albany, Georgia. A los siete años perdió la vista por culpa de una glaucoma, enfermedad que ataca progresivamente a la retina de los ojos. De chico expresó su placer por las teclas, dedicándose enteramente y de manera casi autodidacta, ya que recibió algunas clases de piano en la escuela para ciegos St. Augustine.
Pero bueno, el que quiera saber sobre su biografía que se alquile "Ray", para mí, una de las mejores películas que se hicieron sobre un músico en Hollywood. Interpretada de manera magistral por Jamie Foxx.
Volvamos con el Sr. Charles ¿qué decir no?, uno de los mejores pianista e intérpretes de la música negra de todos los tiempos, supo revolucionar el jazz, fusionándolo con el gospel, la música clásica, el blues y el country, entre otros estilos. Su carisma y su música conquistaron el mundo.
Pese a su condición, siempre se hizo respetar más allá de que se lo consideraba rebelde y problemático ¿eso es malo?. Su vida fué un ida y vuelta entre la magistralidad y la locura, la vida y la muerte ¿pero quiénes somos para juzgarlo?, solo la mente del propio genio sabe la verdad y entiende.
A mi cabeza vienen temas como "Hit The Road Jack", "Georgia On My Mind", "Mess Around", "I Believe", "What'd I Said", "Ruby", "Busted", "No One" o discos como "What'd I Said", "Modern Sounds In Country and Western Music", "Together Again", "Renaissance", "My World" y así puedo estar por horas, no los quiero aburrir.
Como gran músico, siempre contó con los mejores sesionista en diferentes formatos big band, trio, cuarteto, quinteto y sus variantes.
Parte de su talento surge de la agudeza de su oído, esa sensibilidad extra, que le posibilitó entender el jazz y su sonido para, más adelante, combinarlo con otros géneros y marcar un antes y un después.
Un emblema para la música, polémico, carismático, odiado y amado, respetado y defenestrado, en fin, un ser humano aunque diferente a los demás, y no por su condición de ciego, sino por su talento y por la herencia que nos dejó a todos los que apreciamos la buena música y a los que no, también.
Gracias Ray...
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